Sexo sin límites. A la influencer acosadora le van los mayores... Y sí, la tenemos, es Megan Love y en un trío para partirla

¡Tenemos a la chica del fontanero! Sabemos que os encantó el vídeo porno en español donde una muchachita se calzaba al fontanero que le estaba haciendo la reforma y por eso hoy os traemos una escena muy especial. Megan Love es una venezolana de 23 años que nos ha contactado después del vídeo de cámara oculta que nos mandó. Nos dice que le encantaría hacer un casting con nosotros y que no tiene límites, que se va a follar a lo que le traigamos, así que pusimos en marcha el FAKings-movil y le preparamos una escena que no olvidará en mucho tiempo. Quedamos con ella en un parque cerca de su barrio para que nos lleve a tomar unas tapitas ya que según dice, conoce un bar con los mejores pinchos de tortilla, ¡allá que vamos! Después de estar un rato hablando con ella y que se marque una sesión de exhibicionismo enseñándonos el tanga el medio del bar, nos dice que debería haberse puesto más guapa y que si la acompañamos a un bazar que conoce donde venden lencería, ¡todo lo que sea verte más cachonda es bienvenido Megan! Una vez allí elige un conjunto que va a dejar la mandíbula de los chicos por el suelo... ¡eso sí! Aquí la muchacha todavía no tenía ni idea de la sorpresa que le habíamos preparado, pero no adelantemos acontecimientos. Una vez en el coche vamos a recoger a Hume, el semental que va a empotrar a Megan en nuestro estudio. Nada más verse surgió química y si llegamos a tardar un poco más, se montan un vídeo porno de sexo en público sin persarlo. Ponemos rumbo al estudio pero antes era el momento de desvelar la sopresa, ¡recogimos a Xusco! Así es amigos, para el casting de esta nenita le habíamos preparado un vídeo porno de tríos con dos maduritos cañeros que le iban a dejar las piernas tiritando. Casi ni nos dejan llegar al estudio: comidas de coño, sobeteo, chupada de tetas... ¡lo único que les faltó fue ponerse a follar! Y una vez allí, flipamos con lo bien que le quedaba a Megan el body que se había comprado, menuda belleza de mujer. Nos gustó casi tanto cómo a los dos maromos que no pudieron aguantarse las ganas y a los 30 segundos ya estaban dale que te pego. ¡Qué escena, madre mía!